Todos los sábados iba con Juan a aquel local, les gustaba el ambiente y la música, y desde luego la chica morena que al igual que ellos siempre estaba allí, con su grupo de amigas.
Ese día, tal vez porque había bebido una copa de más o tal vez porque ella estaba especialmente bonita, se decidió a acercarse. -Juan, amigo- le dijo- es hoy o nunca.
De modo que se dirigió a ella con el corazón en un puño, pero en contra de lo que esperaba ella fue muy simpática y conversaron animadamente.
Sentía que se entendían muy bien y el tiempo se hacía ameno a su lado.
Finalmente se atrevió a sugerirle ir a otro local los dos solos.
Ella miró a sus amigas, dudó un momento y finalmente aceptó.
Todo iba tan bien que el temía estropearlo intentando besarla.
Pero en un momento de la conversación quedó mirando sus labios tan atraído y fascinado que inconscientemente llevó los suyos a encontrarse con aquellos.
Y ella le correspondió.
Y de ahí en adelante la situación tomó las riendas y acabaron en el coche, en su casa y en la cama.
Podría decirse que fue una historia perfecta, o tal vez Juan no opinará igual, borracho, acodado en la barra y con la chica que le gusta en la cama de su amigo.
Fotorafía: LUIS POIROT. http://www.baquiana.com/Numero_XXVII-XXVIII/Entrevista_3.htm