viernes, julio 15, 2005

Codicia

Ayer enviaron las cartas con el aumento salaria y hoy está todo el mundo revolucionado en la oficina.
A primera hora, el que mas y el que menos se felicitaba por tener aumento, que nunca se sabe. Estos días de atrás no lo teníamos nada claro.
Ahora el que ha tenido un aumento menor se hace mala sangre y maldice, mientras que al otro grupo le parece que lo suyo es insuficiente.
Yo ni siquiera he abierto la carta, ya lo haré, pero todo esto me está dando un tremendo asco. Espero que se me pase pronto este odio a la humanidad para poder volver a sentirme feliz.

PD: Hoy encuentro justificado salir y beber hasta olvidar tanta miseria.

miércoles, julio 13, 2005

TE RECUERDO

Te recuerdo, cuando no estas
cuando no te muestras
cuando no te toco.
Cuando no te te tengo
cuando no te oigo.

Te recuerdo, en el vacio
en la noche
en el día
en el calor y el frío.

Te recuerdo a oscuras
con claridad
en la tiniebla
te tengo en mi cabeza.

Te recuerdo en el olvido...

Solo pido, que tu hagas lo mismo
aunque para ello
tengan que doblar campanas
recuerda a un amigo.



imagen:http://www.mundofree.com/pinturanordica/la_muerte_de_marat.jpg

Diseccionando a Tomás

Desde los 10 años en que lo hizo de la mano de su madre Tomás no ha vuelto a entrar acompañado en el metro. Así viaja solo a diario, a media tarde. Ocupa un asiento vacío y con su mochila el contiguo, siempre de espaldas al andén.
El vagón que comienza casi vacío empieza a llenarse lentamente y cuando ya no quedan sitios disponibles miradas torvas le dedican a él y su mochila.
En ocasiones alguna anciana, alguna embarazada, le solicita a Tomás que le permita ocupar el asiento libre y a Tomás le producen desprecio, porque su asiento no está libre, simplemente espera ser ocupado.
A través de los cristales observa los rostros de las chicas que entran en las distintas estaciones, observa sus cuerpos accediendo al vagón y cuando la combinación de cuerpo y rostro es de su agrado, Tomás retira sigiloso la mochila.

Los sueños de Tomás duran unas estaciones durante las que disfruta del perfume o del roce casual y confía en que algún día la chica le hablará o él, tal vez impelido por la fuerza del amor verdadero, romperá su maldición y se atreverá a hablar.
A Tomás, a sus 35 años, nunca le han querido.

Fotografía: http://www.rit.edu/~obbpph/NEWeb/fancy/rolloverimages/portfolioview.html

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