miércoles, agosto 03, 2005

Descubriendo Cocodrilos

No todos los días tiene uno algo nuevo que contar, de modo que hoy estamos de enhorabuena.
Ayer fui a una remota playa después de trabajar, me gusta darme un baño mientras anochece y contemplar la puesta del sol desde el agua.
Un par de chicas bebían rosado en la arena y (ayudadas por el vino ingerido) hicieron un chiste a mi paso.
De modo que cuando hube terminado el chapuzón me acerqué a ellas con intención de conversar.
Eran Irlandesas, habían cruzado a "Europa" en una "Van" y les quedaba un mes mas para recorrer la costa española (habían gastado otro mes en Francia).
Dormían en las playas y por lo que se ve, cenaban rosado. No se como serían los almuerzos.
Estuvimos compartiendo la puesta de sol, Ella (¿se escribirá asi su nombre?) Se había levantado a pasear con Maki (el perro, tampoco sé escribirlo) mientras Joe y yo (Johanna)imaginábamos la forma de un cocodrilo en las rocas del fondo y hablábamos sobre las estrellas, el mundo y las puestas de sol.
Con la conversación no nos dimos cuenta de que precisamente ese sol había prácticamente desaparecido engullido por el horizonte.
Y en lo poco que abarcaba nuestra mirada (ya estaba realmente oscuro), no había presencia de Ella en la playa.
En los primeros instantes el nerviosismo de Joe me extrañó, pensé que Ella se habría alejado un poco mas de la cuenta pero que volvería de un momento a otro.
Pero pasaron no solo minutos, si no horas. Joe estaba completamente histérica, su amiga no aparecía ni por la playa ni en la caravana.
Recorrimos la playa gritando su nombre (mientras Joe no dejaba de llorar). Maki tampoco daba señales de vida.
Transcurridas 3 horas de la desaparición de Ella decidimos contactar con la Guardia Civil.
Finalmente Ella apareció por su propio pié.. Se había desorientado y uno chico bretón acampado al otro lado la habían ayudado a volver a nuestra parte de la playa.
Ellas se abrazaban llorando mientras el bretón me contaba de su odio por los franceses y sus deseos de independencia (al igual que ellas parecía algo colocado).
En este mar de surealismo me encontraba sumido, pensando que las cosas no se podian poner mas raras, cuando las chicas pasaron del amor al odio y de los abrazos a la discusión.
La discusión llevó a los puños y Joe le soltó dos guantazos a Ella que ni Cassius Clay.
Yo, colmado mi cupo de felinismo diario, traté de separarlas y me despedí rápidamente (de Ella, Joe andaba gritando insultos unos metros mas allá).
El Bretón quedaba por alli agazapado, esperando que las chicas dejasen de discutir.
Las luces de mi coche me sacaron de aquella negrura de irrealidad y gente borracha para llegar bastante tarde a mi casa (teniendo en cuenta que hoy tenía que trabajar).
Supongo que cuando vuelva por allí, el cocodrilo me recordará todo esto.

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